La cucaña


El río Guadalquivir a su paso por Sevilla ha tenido una importancia primordial en la existencia misma de la ciudad. Por él entraban los productos que se consumían o comercializaban y se exportaban los cultivos de su fértil vega; pero junto a este trajín industrial que siempre vivió la orilla izquierda del río las clases populares de la ciudad, y especialmente del arrabal de Triana, lo han sentido como su propia vida. Para los trianeros el río era el alimento que les daba la pesca o la calamidad que les traía sus incontroladas crecidas; pero a pesar de ello, o precisamente por ello, el río y sus orillas son para los trianeros su principal lugar para la fiesta y el esparcimiento.
Durante la Velá de Santana, fiesta popular que se celebra en el mes de julio en la orilla derecha, la orilla del Triana, los trianeros, ahora repartidos por los nuevos arrabales, vuelven a su antiguo barrio para mostrar su naturaleza nunca perdida aún tras el destierro. Reclaman su autoridad engalanando al río y ocupando su orilla con las casetas donde se asan sardinas, se comen avellanas verdes, se bebe vino o cerveza, se canta, se baila…
En las tardes, cuando el calor de la ciudad parece que comienza a diluirse en su propio sofoco, las aguas del río son tomadas por decenas de jóvenes que se refrescan y comienzan a organizarse para participar en “La Cucaña”.
La Cucaña es un antiguo juego-concurso que ha pervivido hasta nuestros días y en la que participan los jóvenes trianeros demostrando sus habilidades sobre un poste encerado en cuyo final se ha colocado una bandera que es necesario coger para llevarse el premio. Existen distintos tipos de premios que van subiendo de valor según pasan las horas y es curioso ver como poco antes de que se coloquen los premios más sustanciosos aparecen los personajes, algo mayores, que habían conseguido ganarlos en años anteriores y que despiertan la admiración de los más jóvenes. Es una suerte de rito de paso en el que los ganadores son considerados “héroes” entre compañeros y espectadores; y si no son coronados de laurel sí son agasajados con los honores del respeto y el afecto de sus convecinos.

La cucaña
La cucaña

La Velá de San Ana
Triana se echa al río en verano en honor de su Señora Santa Ana (Señá Santana), y más en aquellos años veinte, en que la cucaña generaba una expectación digna de observar. 1929. Dubois. Archivo ABC

La Velá de Santa Ana
El río es una gran piscina cuando se juega a la cucaña. Casi todos resbalan y caen al agua cuando intentan trepar por el palo resbaladizo que ponen en la proa para agarrar el premio. Serrano. Archivo ABC

La cucaña
La cucaña

La velá de Santa Ana en 1929
La lancha, engalanada con guirnaldas, farolillos y una Giralda en la proa, fue premiada en un concurso celebrado con motivo de la fiesta principal de Triana. Serrano. Archivo ABC

La Velá de Santa Ana en 2007
Jóvenes preparándose para alcanzar el premio en la Cucaña.
Foto Amaro.

La cucaña
La cucaña
La Velá de Santa Ana en 2007.
La Cucaña.

 

La playa de Sevilla

Las orillas del Guadalquivir han sido y aún son las playas de Sevilla. Hasta la década de los sesenta en que ciertas industrias se apropiaron de las orillas del Guadalquivir al sur del puerto, existía en esta zona un lugar conocido popularmente como la “Playa de María Trifulca”. En este sitio el río avanzaba blandamente sobre arenales y estos eran aprovechados por las clases populares de la primera mitad del siglo XX como lugar de recreo y refresco de los calores estivales.
En la actualidad las orillas del Guadalquivir siguen siendo la playa de Sevilla. Desde los primeros rayos de Febrero que hacen presagiar la primavera se convierten en lugar de reunión donde se toma el sol, se bebe, se charla o se practican deportes; en verano es la noche la que les congrega alrededor de una esperanza de frescor que nuestro clima nos hurta en el resto de la ciudad.

La cucaña

Playa de María Trifulca.

Los sevillanos tenían su propia “playa”, situada en una zona del río que se conoce como la Punta del Verde. 1950.
Serrano. Archivo ABC

La cucaña
La cucaña
Playa de Sevilla 2007